Viajar a Perú y no ver las famosas llamas es como hacer una ensalada de frutas sin manzana, ¡algo incompleto a todas luces! Así que antes de subirte al avión para volar a Lima debes ser consciente de que, tarde o temprano, te encontrarás con alguno de estos camélidos sudamericanos.

Pero cuando decimos que seas consciente, nos referimos a que esperes ver llamas peruanas por las calles de las provincias más altas del país, como Puno, Apurímac, Cuzco, Ayacucho, Huancavelica, Huancayo, parte de Arequipa, Moquegua o Huánuco… y también en las cartas de los restaurantes. ¡Exactamente, puede que la primera vez que te encuentres con uno de estos animales sea en un plato con salsa; aunque en este caso puede que no sea una llama sino una alpaca, porque con el paso del tiempo descubrirás que los animales que todos habíamos considerado llamas también pueden ser alpacas, vicuñas e incluso guanacos!as

No te preocupes si tu ignorancia sobre este tema es supina, porque puedes asistir a una conferencia sobre estas cuatro razas diferentes en un lugar llamado Awanakancha, que es un centro de cría de camellos situado en la carretera de Cuzco a Pisac. También llamado «museo vivo de los Andes», está preparado para acoger a los turistas en su especie de zoo-taller para aprender a distinguir entre los distintos tipos de camellos y para conocer cómo se teje la lana de alpaca a mano.

Pero las llamas no son sólo algo maravilloso de los tiempos actuales; en la época de los incas ya eran animales apreciados y hacían el trabajo que hacían los caballos y los bueyes en Europa. Se pueden ver muchas imágenes antiguas de este hermoso animal en la cerámica moche, e incluso se utilizaba en ceremonias religiosas como animal sagrado andino: uno de los ejemplos más famosos es la clausura de la fiesta del Inti Raymi, que consiste en el sacrificio de una llama en el ritual de Sacsayhuaman para el sol.

Estos camellos se han adaptado al entorno inhóspito del altiplano desde que fueron domesticados hace 4.500 años, y pastan perfectamente en su hábitat sin importar el frío que azota. Están acostumbrados a vivir en ese entorno, algo imposible para otros animales como las ovejas o las vacas. Por eso representa la fuerza en sus comunidades, han sido utilizados como bestias de carga y han resistido y sobrevivido con firmeza a todos los cambios entre los siglos. Sin embargo, se estima que la especie se redujo debido a los cazadores y a la falta de protección.

 

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